Medio natural

FLORA

La flora es una de las variables biológicas más notables de la Sierra, no solo por la gran cantidad de especies que la pueblan sino también por la existencia de endemismos. La riqueza botánica de la sierra motivó a la administración a declarar dos microrreservas de flora con el objeto de garantizar la conservación de estas especies y sus hábitats, la del barranco de En medio y la de la Cueva Ahumada.

Otras plantas que, aunque no llegan a ser endemismos tan importantes, también son especiales por estar en pocos lugares son la cornicabra (Periploca angustifolia), el oroval (Whitania frutescens), el dondiego africano (Commicarpus africanus), la hiniesta (Genista valentina) y el espino negro (Rhamnus lycioides).

La distribución de las especies vegetales depende de la altura, orientación de las laderas, tipo de sustrato o condiciones de insolación. En las zonas más altas de la sierra podemos encontrar los pastizales, espartales y tomillares y en las zonas más bajas donde se acumula algo de suelo aparecen bosquetes de coníferas y matorral alicantino. En la sierra, con abundantes paredones rocosos, también se destaca la presencia de vegetación rupícola, con especies como el rabo de gato ceniciento (Sideritis glauca) y el cardo de roca (Centaurea saxicola), destacando un endemismo de las montañas litorales del norte de Alicante, el poleo de roca (Teucrium boxifolium). Este crece en roquedos calizos desde el litoral hasta las sierras de Serrella y de Aitana.

Por lo que respecta al matorral, se encuentran especies raras como el cornical (Periploca laevigata) o el oroval (Withania frutescens), que tienen su desarrollo óptimo en el norte de África y en la Comunidad Valenciana solo están en estas sierras.

Aportando un perfume especial a estas montañas encontramos abundantes plantas aromáticas como el romero (Rosmarinus officinalis), el tomillo (Thymus vulgaris), el espliego (Lavandula multifida) y, más raramente, la ajedrea (Satureja montana).

A pesar de que la mayor parte de la vegetación está adaptada a la falta de agua, en los barrancos más umbrosos se pueden encontrar especies de helechos pertenecientes a los géneros Cheilantes, Asplenium o Ceterach, y en determinadas estaciones podemos disfrutar de la efímera presencia de algunas anuales tan espectaculares como las orquídeas.


FAUNA

La orografía de la sierra, sus condiciones de sustrato, su clima y su vegetación se traducen en la aparición de diferentes hábitats y nichos ecológicos que son poblados por animales de todas clases, desde los más sencillos (moluscos, insectos…) a los más evolucionados (reptiles, aves y mamíferos).

De entre los invertebrados destacan los moluscos por su popularidad, dado que varias de estas especies son utilizadas con fines culinarios. Tal es el caso de las serranas (Iberus alonensis), las chonetas (Iberus cartaginensis), las barbachas (Otala lactea), las caracolillas (Rumina decollata) y los galapateros (Helix aspera).

En cuanto a vertebrados, en los roquedos, pedregales y laderas de solana es frecuente la presencia de reptiles como las lagartijas colirroja e ibérica (Podarcis hispanicus), la colilarga (Psammodromus algirus), la salamanquesa (Tarentola mauritánica), el lagarto ocelado (Lacerta lepida), que es la especie de lagarto de mayor talla del continente europeo, y culebras como la culebra bastarda (Malpolon monspessulanus) y la de herradura (Coluber hippocrepis). Además, por asombroso que parezca dada la escasez de agua, resaltamos la presencia de anfibios como el sapo corredor (Bufo calamita) en los barrancos más húmedos, donde sobreviven bajo tierra o al cobijo de las piedras a la espera de las lluvias.

El grupo de las aves es uno de los más diversos, y en los riscos y acantilados más escarpados es fácil localizar a las rapaces. Es de destacar la nidificación de aves con un alto grado de protección, consideradas de interés especial, sensibles a la alteración del hábitat e incluidas en el catálogo de especies en peligro de extinción, como es el caso del águila perdicera (Hieraaetus fasciatus), el búho real (Bubo bubo), el cernícalo vulgar (Falco tinunculus) y el halcón peregrino (Falco peregrinus). La clase mamíferos queda representada por omnívoros como el erizo común (Erinaceus europeaus), herbívoros como el conejo común (Oryctolagus cuniculus), la liebre (Lepus europaeus), el ratón de campo (Apodemus sylvaticus), la rata (Rattus rattus) y la ardilla roja (Sciurus vulgaris), en este caso por introducción; y carnívoros como el zorro rojo (Vulpes vulpes), la gineta (Genetta genetta) y, aunque  ya no se constata su presencia, el gato montés (Felis silvestris).


MEDIO FÍSICO

La adaptación de los seres vivos a las condiciones climáticas, el tipo de sustrato, la orografía del terreno y la situación geográfica,  condicionan la presencia en el paraje de determinadas especies tanto vegetales como animales.

El clima local es marcadamente semiárido, siendo éste el Paraje Natural Municipal  que mejor representa este tipo de ambiente, las precipitaciones rara vez superan los 400 l/m2 al año y se concentran en las estaciones de otoño y primavera, las temperaturas también se caracterizan por  ser muy altas en la época estival alcanzando los 40ºC en verano y con escasas heladas en invierno.

El déficit hídrico se ve paliado en esta zona por el agua de condensación proveniente de la brisa marina gracias al viento de levante que aporta humedad dada la orientación y cercanía de la sierra al mar que se encuentra a escasos 20 km.

La escasez de las lluvias a lo largo del año, las elevadas temperaturas y la consiguiente evapotranspiración, son factores que repercuten sobre el desarrollo vegetal provocando largas temporadas de falta de disponibilidad de agua y condicionando el tipo de especies presentes,  que han de estar necesariamente adaptadas a estas condiciones tan extremas. Precisamente esta circunstancia hace que aparezcan variadas adaptaciones lo que se traduce en una elevada biodiversidad.

La Orografía es otro factor determinante para los seres vivos, especialmente para los vegetales, la orientación de las laderas, (al sur ó al norte), marca grandes diferencias en cuanto a la insolación y la humedad, fenómeno conocido como solana-umbría lo que hace que en determinadas zonas de la misma sierra las condiciones sean muy diferentes.

Las elevadas pendientes favorecen los procesos erosivos y dificultan la formación de suelos evolucionados por lo que la falta de suelo y el constante riesgo de erosión son también factores que limitan la presencia de bosquetes de especies arbóreas. Por otro lado la abundancia de cantiles rocosos y escarpadas paredes permite la existencia de una gran diversidad de plantas rupícolas (de roca), algunas de ellas endémicas y la de especies de aves rapaces que las usan como atalayas ó zonas de nidificación, como las águilas perdiceras.

Los materiales rocosos que afloran a la superficie de la sierra son sedimentarios (Calizas dolomíticas), éstas rocas son permeables y tienen la capacidad de disolverse por la acción de reacciones químicas en las que interviene el agua, por esta razón abundan las cuevas y cavidades, cuando el agua que cae sobre la sierra es absorbida por esta va filtrándose en su interior hasta estratos inferiores en los que aparecen rocas metamórficas (Pizarras, esquistos…), que son impermeables, por este motivo la sierra presenta importantes acuíferos.


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