Emplazado en lo alto de la Sierra de Callosa, en una cumbre rocosa de unos doscientos metros de altitud, justo por la parte posterior del actual santuario de San Roque, encontramos las ruinas del castillo de época Califal, del año 961.
Era un tipo de castillo de forma alargada, cuya cara sur oeste era recta de 30 metros y sin salientes, y la fachada noroeste poseía forma escalonada. En su interior existía un aljibe que conserva el enlucido y el arranque de la bóveda de medio cañón que cubría.
Conviene aportar unas pinceladas sobre su historia, destacando unos hechos de trascendencia fundamental en el devenir del Castillo que tuvieron lugar a principios del S.VIII, cuando se produce la penetración islámica en la provincia y, al igual que ha ocurrido con anteriores penetraciones, se va pasando progresivamente a asimilar estas nuevas influencias, surgiendo la denominada Cultura HISPANO – MUSULMANA (Siglos VIII-XIII). En esta etapa, nuestra ciudad va a jugar un papel singular, ya que Al-Aslami, señor de Qalyusa, va a protagonizar una sublevación contra el Califa de Córdoba, Abd-Al-Rahmán III, al negarse a reconocer la autoridad del Califa, por lo que fue sitiado varias veces hasta que consiguieron reducirle.
A través de estos relatos de Al-Udri, cronista árabe del S.XI, nos encontramos con que a principios del S. X podemos constatar ya la existencia de nuestro Castillo durante la contienda mantenida entre el Califa de Córdoba y el Señor de Qalyusa; fecha que otorga al Castillo de Callosa la mayor antigüedad dentro de los de la provincia de Alicante.
Callosa, célebre en los fastos de la historia por el formidable castillo que corona la sierra de su nombre, fue creciendo desde la época arábiga, al pie de la temible fortaleza. La elección de aquél emplazamiento tan elevado, agreste y de difícil acceso, debió tener como principal motivo la defensa. De esta forma, es fácil pensar en alguna estructura militar y defensiva en Callosa algo mayor que el exiguo castillo que hoy conocemos. Atendiendo al carácter defensivo del castillo, podíamos llegar a imaginar, sin apenas riesgo a equivocarnos, cual sería la distribución del mismo.
La muralla, recinto amurallado o camino amurallado, envolvería la población de la Medina Qalyusa, aunque fuera de él, en otras zonas y otras laderas, se han detectado restos musulmanes, que podrían tratarse de restos de arrabales o pequeños barrios próximos.
También hay que destacar que el fin de estas murallas era el de acoger a la población en caso de peligro.
Además del castillo, existen otros restos arqueológicos medievales de cierta entidad. A los pies de la fortaleza se desarrollaba un núcleo poblacional. Nos encontramos posiblemente ante la asociación de un castillo y de una alquería, que se asentó en sus proximidades. Al parecer, la alquería creció, hasta el punto de alcanzar en época almohade la categoría de amal (ciudad con capital jurisdiccional sobre el territorio circundante), hecho que puede deducirse por la rapidez con que adquiere la categoría de villa, tras la conquista cristiana.
Por todo ello, es posible decir que existen huellas de múltiples culturas, como la musulmana y la cristiana, que han ido marcando el exquisito estilo de un marco incomparable donde lo único que permanece visible son las paredes de la Torre del Homenaje, así como parte de su cimentación.
Ver gráfico del emplazamiento original y las claves para su interpretación